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04 Dec

RELACIÓN IGLESIA-ESTADO

Publicado por Oliver Atom

RELACIÓN IGLESIA-ESTADO

Las relaciones entre la Iglesia y el Estado en América Latina durante el siglo XIX, no debiesen muy ser distintas a la relación que existió en el resto de occidente debido a la influencia de las ideas de la ilustración y del mundo moderno, que produjeron grandes cambios en la configuración de los estados modernos y especialmente en las nacientes democracias.

La ciencia política reconoce que en la formación de los sistemas políticos de los distintos países existieron cleavages o líneas de conflicto que configuraron la aparición de posiciones respecto a diversos temas y aparición de intereses comunes que conformaron los partidos y los sistemas de partidos, algunos cleavages tuvieron mayor importancia en algunos estados que en otros (Valenzuela, 1995).

Estos quiebres o fracturas son cuatros y los podemos clasificar en centro/periferia, iglesia/estado, urbano/rural y proletariado/capitalista, de estos cuatro el segundo va a ser el que vamos a desarrollar en el trabajo de América Latina.

Comenzare abordando el ¿por qué? de la existencia de esta tensión, ya que todo conflicto es necesario el establecimiento de posiciones fundamentadas en creencias o interpretaciones del hecho del conflicto determinada por los intereses de cada grupo o sector, por lo mismo, es necesario conocer y mencionar la postura oficial, y la no oficial del Vaticano y del actuar del clero por una parte; por el otro lado es necesario conocer ¿Cuál es la postura que se contrapone a la de la Iglesia? y ¿por qué?.

POSICIONES QUE DETERMINAN LOS CONFLICTOS EN LOS DIVERSOS PAISES DE LA REGIÓN

Cuando la corona española pierde las colonias en el proceso de emancipación americana se produce un efecto de vacio legal y de poder, en parte, que hace que la Iglesia tenga una posición poco clara al respecto y que sus miembros también posean posiciones distintas, es decir, algunos a favor de la independencia y otros en contra de la independencia.

El Papa Pío VII considera a estos movimientos independentistas como grupos alborotadores y sediciosos e insta a los obispos de América Latina a través de la encíclica Etsi Longissimo (1816) de no perdonar y de tratar de destruir estos movimientos (Codina, 1994), pero no todo el clero hizo caso a esta solicitud, esta tuvo mayor eco entre los sacerdotes españoles.

Los independentistas sabían esta situación y confiaban en el clero, así lo manifestaba el general venezolano Francisco de Miranda y Rodriguez que confiaba que el clero se iba a manifestar en el momento adecuado ya que eran “hombres ilustrados y liberales”. (Otayza, 2003)

Una señal de esta situación ambigua era la relación que se producía entre los mismos nuevos estados y la santa sede, que si bien esta última no reconocía a los nuevos estados como tales, si poseía una relación con los gobiernos constituidos en estos países, aun más en la practica en todos los documentos oficiales que se enviaban a algunos países, como ejemplo Chile y Colombia, iban dirigidas a los máximos representantes de estas (Directores Supremos, Presidentes de Junta de Gobierno, etc.) y rotulados como “Repúblicas” (Amunategui, 1960), estas no eran enviadas a los virreinatos ni a las capitanías generales.

Aun así el Papa León XII, manteniendo esta ambigüedad, el 24 de septiembre de 1824 publica la encíclica Etsi Iam Diu el cual reconoce la dominación de Fernando VII sobre América y mantiene una posición en contra de la independencia de Hispanoamérica. Este documento cuando llegó a Hispanoamérica se le creía que había sido falsificado por los españoles, ya que no comprendían como verdadera tal posición del Vaticano (Amunategui, 1960; Codina, 1994).

Tal posición es propuesta por algunos autores producto, no de la posición real que tenía el Vaticano, sino por la constante presión que estaba ejerciendo en Europa la Santa Alianza a todo lo que podía significar un apoyo a las democracias y no en apoyo a las monarquías absolutistas (Bethell, 1990).

En este sentido algunos eclesiásticos de la región poseían comunicaciones ilegales con el gobierno de Fernando VII y con el Consejo de Indias que informaban de las acciones de los gobiernos hispanoamericanos, así lo manifestaba el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Mariano Egaña, quien desde Londres informó a algunos países de Sudamérica de tal situación (Amunategui, 1960).

El año 1823 por petición del gobierno chileno a través del canónigo Ignacio Cienfuegos y debido al gran descuido que habían quedado las diócesis durante las guerras de independencia que había, entre muchas cosas, provocado escases de sacerdotes en algunos países de la región (ya que muchos sacerdotes eran españoles y tuvieron que volver a España) y la vacancia en los cargos en las diócesis, el Vaticano envió una misión a Sudamérica encabezada por el Cardenal Giovanni Muzi (nombrado Vicario Apostólico en Chile) y acompañado en el cargo de secretario por Giovanni María Mastai (quien sería posteriormente Pio IX).

En 1831 por primera vez se reconoce ya de manera oficial por parte del Vaticano la independencia de los estados Latinoamericanos siendo Gregorio XVI el pontífice que se encuentra en el cargo, quien a través de la encíclica Sollicitudo ecclesiarum reconoce a las nuevas repúblicas y nombró a obispos en las respectivas diócesis.

Terminado este capitulo de las guerras de independencias de América Latina entramos en otra etapa en la relación entre la Iglesia y el estado y que esta ligado a la secularización o laicización de los estados latinoamericanos y los conflictos en torno a los partidos conservadores y liberales. En este sentido podemos encontrar al igual que en la Iglesia a principios del siglo XIX diversas posiciones respecto a una situación, pero esta vez va a ser el liberalismo que va a presentar esta característica en América Latina, mientras que la Iglesia va a poseer un consenso en torno a este tema.

Primero vamos a conocer la posición que posee el liberalismo y posteriormente la posición que posee la Iglesia. Hay diversos factores que son importantes tener en cuenta para entender la posición del liberalismo respecto a la Iglesia Latinoamericana, la primera era que veía a la Iglesia como parte de los prejuicios del pasado que obstaculizaban al individuo y que esta estrechamente ligado a los ideales del liberalismo. La segunda se debe a una cuestión de poder entre la Iglesia y el Estado, ya que si bien sabemos que la Iglesia estaba debilitada, el estado en comparación era mucho más débil que la Iglesia, ya que esta poseía mayor afección de la población y mayores recursos económicos, por lo mismo los estados buscaban medidas para poder expropiar los bienes que poseía la Iglesia, tanto para hacer uso de ellos y reducir el poder que esta tenía (Bethell, 1990).

La apropiación de bienes de la Iglesia por parte del estado se realizo de diversas maneras, una de ellas simplemente quitando los bienes a la Iglesia como sucedió en México y la otra manera de ocupar los recursos de la Iglesia fue aprovechando la debilidad en algunos países de no contar con obispos o con sacerdotes con una formación necesaria, haciendo que la Iglesia se subordine de manera tácita al estado como sucedió en Argentina en el gobierno de Rosas, integrando personas como sacerdotes que tenían el único objetivo de realizar activismo político en las iglesias en vez de preocuparse de las cuestiones espirituales.

Pero también podemos encontrar liberalismos mucho más moderados, que encontraban que la lucha contra la Iglesia no iba a tener ningún efecto a largo plazo y se preocuparon más desarrollar un laicismo legal, como es el caso de Chile con el gobierno de Domingo Santa María y la formulación de las leyes laicas. Incluso tenemos posiciones en las cuales los liberales que proponían la separación entre la iglesia y el estado, consideraban que la separación debía realizarse en su casi todos sus aspectos, pero que era necesario en alguna parte lograr una unión con la Iglesia de manera de garantizar la libertad de conciencia (Alvarez, 1908).

Frente a este escenario la Iglesia no se quedo de los brazos cruzados también se propusieron varios elementos interesantes dentro de la Iglesia que están mucho más asociado a los liberalismos moderados. El papa Leon XIII en su encíclica arcanum propones tres principios que deben existir en la relación de la Iglesia con el Estado: distinción, unión y prioridad de la Iglesia. La distinción se refiere a la de reconocer las labores que realiza tanto la Iglesia como el Estado y que no son las mismas funciones dentro de la sociedad, por lo mismo no deben estar juntas ni absorbida por una u otra. La unión debe realizarse no por una cuestión jurídica sino porque finalmente el Estado y la Iglesia se enfocan a los mismos objetivos que son el bien común de manera directa e indirecta, por lo mismo es necesario el trabajo unido de la Iglesia y el Estado. (Hurtado, 1952)

La prioridad de la Iglesia esta ligado al tema espiritual que se debe desarrollar, por lo mismo, no lo vamos a abordar porque no es necesario para este trabajo. Pero también existieron otros tipos de respuestas de los sacerdotes y teólogos latinoamericanos, el cual el Estado debía atender a la religión y no dejarla de lado o separarla del Estado, se llama al involucramiento de los católicos en la política y de ser estos los que cuiden los intereses de la religión y del Papa. Por lo cual los sacerdotes no debían desentenderse de la situación que viven los pueblos. (Alvarez, 1908).

La otra visión que salió respecto a esto se refiere a terminar el conflicto de una vez y definir si existía una reconciliación o una separación definitiva entre la Iglesia y el Estado (Keller, 1868).

También ya a finales del Siglo XIX aparece la encíclica Rerum Novarum, que es el fruto de ya de una visión social cristiana, que provenía desde el pontificado de Pio IX que ya se estaba haciendo parte dentro de Latinoamérica y de otras partes del mundo, junto a la aparición del comunismo y el socialismo.

El año 1899 se hace en Roma el Primer Concilio Plenario Latinoamericano, este saco como conclusión:

· Que existe una ignorancia religiosa del pueblo

· Se decide intensificar la enseñanza del catecismo

· Creación de escuelas confesionales

· Mejorar la formación de los seminarios

· Fomentar la alianza entre la Iglesia y el Estado

CONCLUSIÓN

La independencia de los países americanos produjo también una cierta independencia de la Iglesia respecto a los Estados, que en un principio fue considerado de manera negativa, pero posteriormente y junto a un movimiento social católico producen una modernización de la misma impulsada desde el Vaticano mismo con la encíclica Rerum Novarum y el Concilio Vaticano I. “La historia de las relaciones entre Iglesia Católica y la Democracia se parece a la gestación de un sólido entendimiento que comienza primero con bastante frialdad en un serie de recelos, incomprensiones y cargos mutuos, pero que avanza, por obra del dialogo y la mutua maduración hasta culminar en un encuentro en el que parecen necesitarse mutuamente” (Hourton, 1975)

Este pequeño extracto hace resumen a toda la historia de la Iglesia Católica en el siglo XIX, que tuvieron en algún momento algunas diferencias y que posteriormente, principalmente por la posición de la misma Iglesia que con León XIII realiza un cambio de perspectiva en torno a los temas políticos y sociales, junto a una nueva relación con el Estado.

Durante este tiempo podemos encontrar que las pugnas entre conservadores y liberales nunca fueron tan marcadas, ya que en ambas facciones existían diversas posturas frente al conflicto Iglesia-Estado que produjeron diversas formas de manifestación y en ocasiones conflictos internos en ambos bandos.

Para la Iglesia en Latinoamérica y también para el Estado significó un cambio trascendental en sus relaciones, ya que se tuvieron que adecuar a un nuevo contexto en donde la civilización de la cristiandad que había comenzado con Constantino estaba terminando luego de alrededor de diez siglos de estar organizada de esta manera. También este proceso dejó la puerta abierta la relación que tendrían en el siglo XX el socialismo, el comunismo y los movimientos socialcristianos que buscarían sus apoyos en los obreros y proletarios, como forma de respuesta al sistema económico capitalista y la ausencia de leyes sociales por parte del Estado.

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